En el transcurso de la semana pasada, entre el martes y el miércoles dos ramas de actividad resolvieron, parcialmente, sus paritarias. Por un lado trabajadores de servicios afiliados a la Asociación Bancaria Sociedad de Empleados de Banco (La Bancaria), que agrupan a los empleados de instituciones bancarias reguladas por el Banco Central de la República Argentina y de intermediación financiera, y de la rama industrial a los trabajadores de la Industria del Neumático agrupados en SUTNA (Sindicato Único de Trabajadores del Neumatico Argentino), que además es una de las pocas ramas de actividad (si no la única) donde triunfa el sindicalismo clasista.

Una de esas paritarias, la de las empleadas y empleados del sistema financiero, abarcó a toda la rama de actividad aunque se trata del adelanto de la paritaria anual que se discute en marzo; en cambio la del SUTNA se trata de un acuerdo con una de las empresas del sector, la empresa japonesa fundada en 1.890 por Shōjirō Ishibashi, patrocinadora de la Copa Libertadores de América y de muchos clubes de fútbol de la región como por ejemplo: Club Universidad Nacional Autónoma de México (Pumas), Club América Monarcas Morelia, Santos Laguna y Atlas de Guadalajara de la Liga MX, Boca Juniors de la Argentina, clubes chilenos como el Club Universidad de Chile, Colo-Colo, Audax Italiano, Unión Española, entre otros.

¿Qué son las paritarias?

Las paritarias son comisiones especiales, integradas en números iguales por representantes de trabajadores y de empresarios, que tienen la facultad de analizar puntos específicos de las relaciones laborales (salarios, condiciones de trabajo, horarios, etcétera), intervenir en conflictos y modificar los convenios.

Desde la conformación del movimiento obrero argentino, desde su etapa anarquista en adelante, la aspiración de las y los trabajadores argentinos es que esas comisiones se integren mediante representaciones colectivas por rama de actividad, en tanto que el empresariado, “la patronal” o los dueños de las cosas siempre prefieren la mayor atomización posible.

Por tanto, el formato de negociación colectiva de las paritarias es un triunfo histórico de las/os trabajadores consagrado en los años en que gobernó Juan Domingo Perón. Ese derecho se había perdido en los años 90, ya que bajo el imperio de la ley de convertibilidad, las patronales prefirieron instaurar sistemas de premios y de competencia entre trabajadores antes que negociar los salarios y los convenios en negociaciones colectivas. Los gobiernos de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández de Kirchner consolidaron la negociación colectiva de paritarias, mediante las cuales los y las trabajadores lograron recuperar numerosos derechos laborales.

¿Por qué son noticia estas dos negociaciones paritarias?

Porque en ambas ha (re) aparecido un tema tabú en las relaciones laborales argentinas: La Participación de las y los Trabajadores en las Ganancias de las Empresas.

Durante los dos primeros gobiernos de Juan Domingo Perón, los salarios de los/as trabajadores asalariadas/as representaban la mitad de todo el PBI. ¿Qué quiere decir esto? Que de todos los bienes y servicios que se fabrican en el país durante un año (PBI) la mitad se distribuía entre los trabajadores asalariados, en la forma de ingresos salariales, obras sociales, turismo sindical, etc.

En 1954, en medio de la lucha contra los formadores de precios, mientras se gestaban los acontecimientos que iban a derivar en el golpe de estado de 1955, Perón convoca al Congreso de la Productividad para que las patronales y los trabajadores coordinen el equilibrio entre la ganancia empresaria y los ingresos de los trabajadores.

El peronismo había consagrado dos institutos que permitieron a los trabajadores co-gestionar la economía junto con los empresarios, por un lado las negociaciones colectivas paritarias por rama de actividad y por otro las Comisiones Gremiales Internas, que velaban por la aplicación de los convenios con fuerza de ley a escala de cada establecimiento, sucursal o empresa.

La autodenominada Revolución Libertadora (que el pueblo con su resistencia rebautizó como Fusiladora por el tratamiento a la militancia peronista perseguida) derogó la Constitución de 1.949 y con ella quedaba caduca toda la legislación social innovadora que dicha constitución consagra (los derechos laborales, jubilatorios, los derechos de la mujer como la patria potestad compartida, la igualdad de varones y mujeres ante el matrimonio y el divorcio vincular consagrado en 1954), retrotrayendo toda la legislación a 1853.

Para actualizar dicho texto constitucional, la Dictadura Militar, convocó a elecciones de convencionales para conformar una Asamblea Constituyente a fin de redactar una nueva Carta Magna. El peronismo fue proscripto de dicha elección. Esa convención tuvo el solo efecto de dejar sin efecto la constitución de 1.949 y tras lo cual se disolvió por falta de quórum. La astucia del Presidente del Comité Nacional de la UCR, Crisólogo Larralde, permitió que antes de irse los convencionales aprobaran lo que conocemos como el artículo 14 bis, que dice en su primer párrafo “El trabajo en sus diversas formas gozará de la protección de las leyes, las que asegurará al trabajador: condiciones dignas y equitativas de labor; jornada limitada; descanso y vacaciones pagados; retribución justa; salario mínimo vital móvil; igual remuneración por igual tarea; participación en las ganancias de las empresas, con control de la producción y colaboración en la dirección”.

Crisólogo Larralde era radical, un radical de origen anarquista, hijo de un militante sindical anarquista, que creció en un conventillo. Quizá esa sensibilidad es la que afloró para poner todo su capital político en este importante artículo constitucional.

La participación en las ganancias figura explícitamente en una constitución desde 1957, sin embargo no ha sido reglamentado por ninguna ley.

Hubo diversos intentos de reglamentar este artículo constitucional, sin embargo el poder de lobby empresarial ha hecho naufragar cada intento.

En diálogo con RadioCaput, el abogado laboralista y ex diputado nacional, Héctor Recalde, habló sobre el derecho de los trabajadores a participar en las ganancias de las empresas y sostuvo que «hay una gran resistencia del sector empresario porque participar en las ganancias implica el derecho a la información, ver como evoluciona el negocio». Y agregó que «estoy analizando si un trabajador individualmente puede reclamar en la justicia que la empresa lo haga partícipe de las ganancias, yo creo que sí».

El Caso del Sindicato del Neumático

Corría el año 2001, y la economía argentina se caía estrepitosamente merced del corset imperial de la convertibilidad y la inoperancia del gobierno de la Primer alianza Radical (la segunda Alianza es la de Cambiemos de 2015 a 2019), las fábricas cerraban todo el tiempo y las fábricas de neumáticos no eran la excepción.

Para frenar el drenaje de despidos, el SUTNA (entonces conducido por Pedro Waseiko) aceptó un recorte salarial, y a cambio la empresa prometía hacer participar de las ganancias a las y los trabajadores cuando cambiase el ciclo económico.

En el caso de la Japonesa Bridgestone nunca había aceptado dicho convenio, y recién este año acordó con un bono de 730 mil pesos, participar a las y los trabajadores de las ganancias de 2.021 en dos pagos de 365 mil pesos en marzo y la otra mitad en febrero. Además acordó algo mucho más importante: que una comisión de trabajadores pueda trabajar con los balances de este año para determinar el ROE del año que viene

¿Qué es el ROE? por su sigla en inglés, Return Of Equity, que transliterado al español significa “rentabilidad sobre recursos propios” y es un índice que mide la rentabilidad de una empresa sobre sus recursos propios.

Paritarias bancarias

La semana pasada, también, hubo un adelanto de las paritarias de la Asociación Bancaria, y entre todos los ítems que conforman el salario de una trabajadora/or bancaria/o se encuentra justamente el ROE, es decir, la rentabilidad sobre los recursos propios de cada entidad financiera, es decir, uno de los componentes del salario de un trabajador es la ganancia de las empresas, es fácil de obtener en el caso de esta rama de actividad ya que al estar regulada por el Banco Central y que cada entidad está obligada a presentar sus balances ante el Banco Rector de la Actividad (BCRA) el acceso a esa información es más sencillo para la organización sindical.

En el caso bancario la incorporación de este ítem data del 2015, el último año del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, y en medio de una negociación que se vislumbraba empantanada, el entonces ministro de economía y actual Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, puso sobre la mesa el derecho de los trabajadores a la participación en las ganancias de la empresa. ¿Era el genio de la lámpara Axel Kicillof? la verdad es que la formación como cuadro político de Kicillof tiene muchas puntas, y una de ellas tiene que ver con que uno de los primeros trabajos como funcionario que tuvo fue el ser asesor legislativo de Héctor Recalde en la Cámara de Diputados, de ahí que la idea de incorporar ese derecho al debate estuviera presente en el entonces Ministro de Economía.

Pero a pesar de estas dos situaciones, la participación en las ganancias de los trabajadores sigue siendo un tema tabú para el empresariado. Las razones habría que buscarles en las razones que dio la Asociación Empresaria Argentina (que reúne a las empresas más importantes del país) para oponerse: AEA sostiene que debe preservarse la confidencialidad de la información y la independencia de decisión en la gestión empresaria, además a efectos del cálculo de las ganancias, se debe tomar por buena y suficiente la declaración ante la AFIP (por que no son empresas que evaden impuestos) por último, el proyecto Recalde implica una injerencia sindical inaceptable en la vida interna de las empresas.

¿Quiénes integran AEA? Integran AEA: Carlos Blaquier (Ledesma); Alejandro Bulgheroni (Bridas Corporation); Eduardo Costantini; (Consultatio); Marcos Galperín (Mercado Libre); Martín Migoya (Globant) y Luis Pérez Companc (Grupo Perez Companc),Luis Pagani (ARCOR), Héctor Magnetto (Clarin) Paolo Rocca (Techint), Sebastián Bagó (Laboratorios Bagó), Alfredo Coto (Supermercados COTO) Federico Braun (La Anonima), Enrique Cristofani (Banco Santander), Julio Saguier (La Nación Eduardo Elsztain (IRSA), Horst Kelman (Cencosud), Pablo Roemmers (Roemmers), Aldo Roggio ( Grupo Roggio, EMOVA subtes), entre otros. Es decir no quieren que nadie les mire los balances ¿habrá algo que esconder?

Es muy llamativo que toda acción de avance de los trabajadores en realidad significa el único límite real que tienen las grandes compañías para que la fuga de capitales y el vaciamiento de la Argentina sea total, la participación en las ganancias obligaría a dejar algo de la plusvalía en el país, pero además, todos sabríamos cual es en realidad la estructura de costos de las empresas y por tanto cuantos impuestos eluden pagar, la mirada de los trabajadores organizados nuevamente es el mayor peligro y el mayor obstáculo para que estas grandes empresas gobiernen el país a su gusto.

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