La abogada Valeria Thus dialogó con Caput sobre los discursos negacionistas, luego de lo expresado ayer por Cristina durante el acto de repatriación del avión que realizó los “vuelos de la muerte”, y aseguró: “Es momento de pensar qué hacer con el negacionismo: no cualquier negación que nos cae mal permite una sanción porque, por supuesto, está en juego la libertad de expresión”. A su vez, sostuvo que hay que poder pensar en las razones para aplicar la criminalización del negacionismo y afirmó: “Hoy se da algo mucho más grave que es como los viejos negacionismos se anudan con nuevos negacionismos de las agendas de derecha que lo que intentan son políticas regresivas en la ampliación de derechos: esa es la madre de las batallas”. 

Sobre la posibilidad de sancionar los discursos de odio, Thus consideró: “Cuando se analiza la criminalización del negacionismo se discute si es válido penalizar estos discursos en función de pensar en si es posible, o sea si nuestro sistema constitucional lo permite y en sí es deseable: si se trata de la mejor estrategia”. En este sentido dijo que, también, es necesario pensar a qué crímenes se refiere, en qué sujetos serán aquellos criminalizados y en para qué. La abogada sostuvo que comprende la urgencia y que es un tema que le genera preocupación pero que tiene una mirada distinta sobre qué hacer con estos discursos: “Me parece que la herramientas penal no es la idónea en lo inmediato sino que hay que trabajar en el formato de la Ley Micaela: prácticas pedagógicas y cursos obligatorios para funcionarios públicos”, explicó.  

“Cristina tiene razón: el eje central para criminalizar los discursos negacionistas tiene que ver con salvaguardar los valores de la democracia y creo que es cierto que hay más urgencia hoy que hace 5 años”, sostuvo la abogada. A su vez, consideró central que se entienda de que se está hablando porque sino pareciera que se está negando la posibilidad de la autonomía de los sujetos de expresar sus ideas: “No estamos hablando de eso, sino de una estrategia narrativa que tiene una finalidad intencionada, que busca un propósito político de apropiación del pasado”. En este sentido, consideró que ciertos negacionismos, sobre todo la negación de la identidad de las víctimas y de la cantidad, también “son un vehículo para evitar la responsabilidad de los perpetradores y para no discutir la causalidad de la dictadura”.

La abogada explicó que hay un debate muy profundo al respecto, sobre todo hacia el interior del movimiento de derechos humanos, por la delgada línea que separa la criminalización del negacionismo con terminar convirtiéndose en un censor nacional contra disidencias ideológicas. Thus señaló: “Una respuesta posible a esto es que, por supuesto, los poderes públicos del Estado deben abstenerse de tener expresiones negacionistas: no es un asado de domingo donde un familiar cuestiona el número de víctimas del terrorismo de Estado, son representantes de la función publica con expresiones que atentan contra valores democráticos”.  

Consultada sobre la razón de esta insistencia de la derecha en cuestionar el número de desaparecidos de la última dictadura, la abogada señaló: “Por un lado es una estrategia a nivel global, pasó con el Holocausto y con el genocidio Armenio, que busca establecer la menor cantidad de víctimas para minimizar y relativizar la gravedad de los crímenes cometidos”. Sin embargo, sostuvo que en el caso argentino, lo que busca esa afirmación es poner en cuestión la veracidad del movimiento de derechos humanos y las políticas consecuentes.

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