Juan Martin Gené es Politólogo. Formó parte de los equipos técnicos de comunicación de varias campañas electorales del campo nacional popular. También conduce el programa El Eje de la Data en Radio Caput.

¿Considera el resultado que se dio en las elecciones como algo desalentador para el campo nacional y popular? ¿Estamos frente a una inminente victoria de Javier Milei?

Me parece preocupante, pero no me parece que sea un escenario cerrado. Lo que más me preocupa es que es un resultado que no me toma por sorpresa, porque hace ya por lo menos ocho años que uno encuentra bastante frustración en cuanto a la movilidad social ascendente, en cuanto a las formas de llevar adelante una vida más o menos con una capacidad de proyectar. Lo que me parece muy preocupante es que esto, que es consecuencia de la violencia neoliberal, porque estamos expuestos a un grado de violencia, es la violencia del neoliberalismo, es una violencia económica, y lo que me preocupa es que podamos estar expuestos, además de sufrir ese grado de violencia, a una violencia que siempre sucede cuando el bloque hegemónico neoliberal además se hace con el aparato del Estado, así que a la violencia económica se le suma violencia institucional y violencia política. Nada de esto ocurriría si no estuviese tan postergada y tan abandonada de alguna manera la base popular que requiere cualquier proyecto de desarrollo con autonomía y soberanía. Estoy enojado, primero con nuestras propias imposibilidades y después del adversario no espero gestualidad, que no son consustanciales a su manera de ver el mundo ni a su pasado histórico, que yo no lo olvido, aunque parezca novedoso, para muchos no lo son. 

¿Crees que el éxito en la elección del domingo pasado por parte de las opciones de Patricia Bullrich y Javier Milei, tienen más que ver entonces con errores por parte del campo popular que con aciertos de ellos?

Sí, me parece que ahí hay un vacío que se llena con mucha bronca, con mucha frustración, con una debilidad del lazo social que es aprovechado por quienes obviamente van a montarse en esto para controlar el aparato del Estado, y desde ahí la verdad es que las primeras víctimas van a ser muchos de quienes los apoyan. Pero no estoy entrando en un fastidio con la gente, yo entiendo perfectamente, lo que pasa es que me parece que por ahí no es la salida. En todo caso lo que convendría preguntarse es por qué ante una situación de crisis, de insatisfacción democrática, de impotencia económica en cuanto a la independencia de cada persona puede tener, las salidas vienen por el lado de quienes, en definitiva, van a profundizar. Por eso es que me preocupan mucho más las cosas que no hacemos. Para decirlo, digamos, sin eufemismos, si es uno solo el que se modera y todos los demás se radicalizan, y encima se radicalizan por derecha, no le veo mucha racionalidad ni salud a esa moderación, yo lo que veo es que uno se vuelve inofensivo en la capacidad de conseguir las soluciones que tu contrato electoral encomendaba. 

¿Estás planteando que al equipo de Unión por la Patria le resultaría, desde el punto de vista práctico, mejor radicalizar el discurso que moderarlo?

Es muy delicado esto y la verdad que es una cosa de la estoy pensando en voz alta. La elección estratégica es el núcleo de una campaña y en esto uno no se puede equivocar,  porque acá las alternativas no son como cuando uno maneja un semáforo en rojo, uno no piensa que hacer, uno para, no hay mucho examen crítico, salvo alguna situación o un horario o un lugar un poco límite. Ahora no son cuestiones dilemáticas sencillas, ahora ocurre una cosa que yo le digo “La Trampa de lo Razonable”, vos encontrás un camino que es razonable, después encontrás otro que es distinto, pero que también suena razonable, pero los dos no pueden ser el correcto y están cerca los dos. Por ejemplo, ahora hay quienes dicen que como hay que buscar una diferencia con votantes de Larreta descontentos hay que adaptar un discurso para adecuarlo al paladar de una persona que votó a Larreta. Eso es como pensar que se va al medio siempre por el medio. Tenemos como un barco muy, muy escorado a estribor, muy escorado por derecha. Si yo voy y le pongo un peso en el medio a ese barco, se va a seguir inclinando. Entonces lo que necesita contrapesarlo para que se enderece, y no se endereza desde el centro, se endereza desde el otro lado. Entonces, por ejemplo, me parece mucho más prioritario que ese votante, recuperar, y no es un 30%, porque si no sería como que vota el 100% de los habilitados y no es así, si votó el 70 y podemos llevarlo al 80, buscaría que en esos diez puntos estén aquellos que no han votado en contra, que ya se habían sustraído de la participación en el 2021, que ahora no están contenidos políticamente ni económicamente ni programáticamente, que nadie les habla, este es un gobierno que no les habla y cuando lo hace es en un lenguaje que pertenece a otro tiempo. Pero esto no se logra con retórica, esto es con cosas concretas, y esa es la parte que me preocupa: ¿cuál es la capacidad de instaurar una política pública que conmueva un poco la indiferencia de esas personas que están postergadas?. Entonces, si vos me preguntás, yo diría que más que radicalizar hay que tener un discurso de contraste que no sólo se muestre como distinto, sino que se muestre como opuesto a las dos alternativas que hay. Yo polemizaría directamente con Milei, dejaría al gran derrotado del domingo, que es Juntos por el Cambio en la mayor intrascendencia, creo que hay un tránsito muy fluido entre votantes de Milei y de Patricia Bullrich, esto se venía viendo en los estudios hace bastante tiempo, así que puede haber alguna clase de voto útil que migre de Bullrich a Milei, nadie que creo que haya votado a Milei lo va a dejar de votar, entonces me parece que hay que interpelar contrastando fuerte con eso, pero no desde el disco sobre ideologizado, que evidentemente no permea más en un público de extracción popular, o con el discurso más remanido, con las caras que se conocen, me parece que ahí hay que poder hacer un contraste, no desde la impugnación, sino de decir, por ejemplo, “¿vos pensás que tiene que existir educación pública o que tiene que cada uno pagar una cuota y solamente tener colegios privados? ¿Vos pensás que la salud es solamente para el que la puede pagar? ¿Vos pensás que tu trabajo formal o informal es algo que no tiene que tener protección? ¿Vos pensás que tenemos que dar más poder a las empresas para fijar precios o que hay que controlarlas?”, no discutir el Banco Central, la dolarización o la Ley de Medios, no me parece estratégico en este momento. Yo creo mucho más en un discurso de contraste que en un discurso centrista, que no lo va a escuchar nadie, porque el centrismo fue derrotado el domingo.

Por lo que decís vos, el peronismo tiene algo muy difícil por delante, que es dejar de hablar quizás de conceptos que son medio abstractos y que están perdiendo permeabilidad. ¿Cómo hace el peronismo ahora para volver a organizar el discurso y empezar a plantear cosas más concretas? ¿Crees que puede pasar en estos 70 días o va a ser complicado?

Yo creo que siempre vale la pena hablar de las cosas, porque nosotros no tenemos planteos históricos, nosotros estamos orgullosos de nuestra historia, yo nunca dejaría de hablar ni de justicia social, ni de la conquista que significa el aguinaldo. Lo que en todo caso priorizaría es una forma asequible de hablar de eso, pero sobre todo que eso no sea solamente un acto de habla, porque si no reducimos nuestra identidad política, nuestra militancia o nuestra gestión como un dispositivo de discurso y la verdad que eso es muy vacío, es como si lo que quedase únicamente de la política popular es una retórica popular. Lo que tiene que haber es un habla sobre esos principios que se enlacen con esos principios, pero sobre todo con acciones que los vehiculicen, no hablemos de justicia social como consigna, mostremos cómo, por ejemplo, hay un refuerzo de los ingresos, cómo hay políticas que hagan respetar en trabajadores formales el aguinaldo, cómo hacemos para sacar de una situación de pobreza a trabajadores formales, hablemos de esas cosas con una praxis detrás y hablémoslo de una manera que sea más comprensible y no como una retórica, porque si no hay muchas veces que cuando se hace una recuperación de la historia reciente del peronismo y el kirchnerismo, se lo reduce a una especie de caricatura de intensidad discursiva, como si no hubiese habido una política conexa con ese discurso, y la verdad que ese discurso entronca con una práctica y con una mejora en las condiciones de vida. Por eso en esa época la oposición era Binner, era Ricardo Alfonsín, era un Duhalde periférico, eran intentos, con triunfos y luego retrocesos, como los de De Narváez, pero siempre había iniciativa política y había una concepción de lo que era gestionar, que no era todo reducirlo a un juego de lenguaje. Y esa es la parte que me parece que es un déficit grande, hay una caricatura de una identidad tanto en la gestión como en quienes siempre se opusieron. La verdad que ahora en este camino estratégico buscaría un lenguaje mucho más simple, acciones pocas y muy reconocibles, atendería muchísimo la cuestión social y atendería mucho una sensación de aislamiento, de pérdida de idea de futuro que tienen sectores jóvenes, por ejemplo, que estoy muy seguro que van a hacer mucho mejor contenido si gana un gobierno popular que si gana un gobierno de violencia salvaje como estas dos alternativas que veo.

¿Vos decís que hay un terreno más fértil si uno centra la mirada en aquellas personas que no fueron a votar, que se centra la mirada en seducir a aquellas personas que votaron a Larreta?

Veamos, ¿Quiénes quedan afuera de las elecciones de octubre?, queda Moreno, que es un peronismo raro porque de golpe cree que la inflación es una cuestión de emisión monetaria, el votante de Lousteau medio lastimado, que perdió por poco con un heredero familiar, te queda un votante larretista, te queda un schiarettismo, Grabois sacó más votos que Randazzo, lo que vendría a ser un votante movido por el rencor, y no es un elector fácil. En cambio, la persona que mandó señales y que no fue debidamente escuchada en 2021, que integró esa mayoría que le permitió ganar al Frente de Todos en 2019 y en 2021 dijo “No es por acá, yo elegí otra cosa”, ahora volvió a quedarse desmovilizado. Ese para mí es prioritario. Después puede haber discursos de contraste con Milei con cosas que puedan suministrar algún votante de clase media, del Gran Buenos Aires, de la capital o de las provincias. Yo creo que en las provincias del norte evidentemente hay un hastío también ahí con con cierta cosa céntrica. Yo priorizaría a la persona que está votando con su pasividad. Después, evidentemente hay algunas sensibilidades que pueden parecer que no nos van a votar con simpatía, pero les puede llegar a parecer más razonable o menos salvaje alguna alternativa que propongan Massa y Rossi. Lo que tengo claro es que para equilibrar el ecosistema no hay que ir estrictamente y explícitamente por el centro, hay que compensar contrastando un poquitito aún más con un grado de diferenciación mayor. Creo que no hay que competir con Bullrich por la seguridad, aunque esté llena de fracasos, porque esa es una agenda de ella, hay que plantear otro tipo de cosas. Es un escenario complejo, no me parece que esté cerrado, pero me parece que es difícil, hay que elaborar un plan estratégico, espero que con mucha raigambre en conocimientos, muy bien elaborado, que no sea un mero intuicionismo o un acto casi de reflejo de malón, porque realmente para ganarle a la derecha no hay que parecérsele, y no se va del centro por el centro, me parece que le hace falta un sincero discurso de contraste sin la pantomima, sin el cassette, sin lo remanido, porque aunque ni Milei ni mucho menos sus ideas sean nuevas, evidentemente ha priorizado la novedad, o lo que tenga avisos de novedad, Grabois, por ejemplo, ha tenido el 20% del voto del oficialismo, no me parece menor, Milei es una figura nueva en el esquema político. Acá hubo cinco cosas muy elementales que las encuestas le costó mucho prever, pero hay otro conjunto de cosas que los estudios de opinión sí permitieron anticipar y muy bien. Creo que la información cualitativa, los focus, cosas de las encuestas funcionaron bien, pero los estudios de tipo más cuantitativo no funcionaron bien en el 100% de los casos, por ejemplo, porque ninguno, absolutamente ninguno, puso a Milei en primer lugar. Mi compañero Martin con el que hago “El Eje de la Data” me decía: “Evidentemente los jóvenes no estuvieron contestando encuestas”, hay que examinar mejor a la población que no responde las encuestas, porque evidentemente los indecisos que había la última semana, que eran más o menos el 10%, no debieron haberse distribuido de manera homogénea en el resto de las opciones, como hicieron el 100% de las consultoras y por eso se les pasó el primer lugar de Milei, había diez puntos de Milei que lo llevaron de 20 a 30 que no aparecían en los estudios, no los tenía nadie. Entonces, evidentemente que hay modificar algún criterio, así como, por ejemplo, la gran mayoría en contra de lo que la pauta y el discurso de los medios tradicionales mostraba, que era Larreta ganándole a Bullrich. La verdad es que no había ninguna encuesta que lo viera a Larreta sobre Bullrich, o le daban empate técnico o la daban a ella, y eso luego lo resolvieron bien, pero, por ejemplo, era imposible, y cuando digo imposible es porque la encuesta no es que está bien hecha cuando le pega al número, sino cuando el resultado está dentro del margen de error, y la verdad es que antes de las PASO, el primero y el segundo lugar no estaba libre de ese pequeño espacio que era el margen de error. Y fíjense que los resultados implican de alguna manera un empate técnico, porque tres puntos de diferencia es prácticamente el margen de error de un estudio no muy grande. Es un escenario de mucha paridad, un escenario muy complejo para medir. La verdad es que creo que eso de que uno puede ser comprensivo con las encuestas no debería ocurrir en octubre, porque en octubre ya tenés para ponderar de mejor manera el comportamiento de indecisos o de los electores en función del voto anterior que ahora existe y es relativamente nuevo. Si estas cosas no se corrigen, en las PASO de los próximos años va a ocurrir el mismo escenario de sorpresa, porque evidentemente con este discurso de que las encuestas no sirven mucha gente deja de responderlas o simplemente no lo considera valioso o no confía, y así como se sustraen de mucha participación, se sustraen del debate público, se sustraen de actividades en el espacio público, también se sustraen de responder encuestas y después votan, votan como votan los que sí participan de la encuesta, los que sí se muestra. Y entonces te comes un elefante rosa que no lo ves como es el caso de Milei primero. Ninguna lo ponía a Milei primero. Hay que revisar un poco eso, pero en cosas cualitativas me quedo con cosas que me parecen que son valiosas, por lo menos, para el frente nuestro. 

En cuanto a la estrategia de Unión por la Patria, últimamente estamos viendo que el discurso tiene un encuadre más negativo, hablando sobre lo que va a hacer el otro, en este caso Milei o Patricia Bullrich. ¿Vos crees que está bien seguir por ahí contando estas cosas o quizás encontrar un encuadre más positivo que dé un poco más de esperanza?

Yo lo que creo es que había tal vez un planteo que era hasta las PASO. Creo que ahora hay que readecuarlo a esta nueva situación. Creo que hay que ir construyendo la posibilidad de un balotaje y después va a haber que tener otra estrategia en el balotaje, pero es importante que ahora lo que se plantee, que no estoy del todo convencido de que vaya a ir por ahí, por el lado de una especie de campaña del miedo, pero creo que es distinto a lo que vimos hasta ahora, porque bueno, es otro momento.

¿Consideras que entonces el rival de Unión por Patria es claramente Milei y que Patricia Bullrich entró en el tobogán? ¿O creés que Patricia Bullrich puede llegar a reponer y empezar a subir?

Yo lo que creo es que nosotros tenemos que hacer un poco de las dos cosas, no levantarle el brazo a uno de los dos, dejar que compitan entre sí, porque es la manera en la que se anulan. Si nosotros vemos que uno se despega, yo sugeriría que empiece a competir con el otro para que dividan sus votos, porque ya que tienen un alto tránsito de preferencias los votantes de Bullrich con los de Milei, sí de golpe empiezan a ver que el voto útil va en uno, van a migrar. Entonces hay que tener esas dos torres en la misma altura y si despega una, eso te asegura entrar en el balotaje, porque la otra queda reducida a su mínima expresión. Habría que verlo con buena, con buena información. 

Salvo que despegue lo suficiente, de un batacazo en la elección y no haya balotaje. 

El batacazo ya lo dio Milei, porque sobre él había esta pregunta hipotética, ¿Milei es un instrumento de queja hacia las coaliciones mayoritarias para tratar de reencauzar demandas no atendidas en las coaliciones grandes y luego va a ser desplazado, o se va a convertir en una opción electoral?, evidentemente el resultado lo convirtió en una opción electoral, no un instrumento de disciplinamiento sobre, por ejemplo, el PRO. Lo que ha pasado sobre Juntos por el Cambio es que perdió su lugar como cabeza de la oposición, ahora hay una oposición bifronte, digamos, perdió liderazgo en la oposición, por eso, me parece que es el gran derrotado del domingo. Evidentemente hay cosas que veníamos viendo en estudios que me parece que funcionaron, las personas recuerdan que el macrismo no supo controlar la inflación, que es el problema que más les preocupa, y piensan que en este discurso del orden que tiene, hay excesos que terminan generando lo contrario, que desordenan, ¿Cómo se expresa esto en la economía? Es una economía que se les va de las manos, esto es lo que dice el votante que no se identifican ninguna identidad en particular, un votante blando, un votante que puede estar mirando opciones sin sentir que pertenece a ninguna, tiene esta visión sobre Juntos por el Cambio. Ahora hay que tratar de que esa visión la tenga también sobre las propuestas de Milei, esa es una economía que no tiene sustentabilidad, porque es una economía que no tiene proyecto para para toda la Argentina, es una idea que genera deseo en todos, pero va a tener realidades para muy pocos. No hay nada más desordenador de la vida de la gente que los proyectos excluyentes, lo que pasa es que para poder debilitarlos, lo mejor es que uno sea un verdadero agente de inclusión y de vida digna, de vida que valga la pena, y no todo el tiempo esta situación de sentir que todo es un hasta cuándo, ¿Hasta cuándo tendré laburo?, ¿Hasta cuándo me alcanzará la vida?, ¿Hasta cuándo voy a poder vivir con mi viejo?,  la vida no puede ser un hasta cuando, la vida tiene que ser un “Hacia Dónde”, para poder realizar un hacia dónde, para poder tener independencia necesitas obligatoriamente justicia social, un Estado ágil, un Estado que te proteja, que te defienda de la violencia de mercado, pero también de la violencia institucional. Hace falta poder proyectar tu vida con derechos y no desprotegido o individual, porque en la vida los demás son necesarios, los demás no son figuras simbólicas a las que yo me dirijo por redes sociales, siendo un tira postas desde Tik Tok o desde Twitter, los demás existen y son necesarios para que yo pueda tener mi vida también. Hay como un individualismo extremo, un individualismo tirano que solamente es soledad. Yo cuando veo eso en lugar de un sujeto emprendedor, lo que veo es soledad. No veo otra cosa. Hay que atender esto. El último libro de Horacio González, que me parece el intelectual al que más cariño y más admiración le tengo, es sobre el humanismo. Me parece que hay valores que hay que recuperar, pero hay que hacerse cargo después de representarlos y de realizarlos y de no reducirlos a una intensidad de atril nada más. 

Pasó en Capút.#ReContraCaput.