Miriam Nicolini y Gustavo Narváez son dos ciudadanos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que, en diálogo con Javier Corcuera, contaron sus padecimientos a raíz del maltrato que reciben del sistema público de salud los humildes, bajo las políticas que lleva adelante Horacio Rodriguez Larreta.

Miriam Nicolini contó que ya sufrió el maltrato del Estado en la Ciudad cuando «con una hepatitis C no me querían atender ni dar la medicina, en la secretaria de Salud me dieron el remanente y no llegaba a cubrir el tratamiento, me dejaron sin medicación, si no fuera por Andrés Larroque y Daniel Gollán que me consiguieron la medicación gracias a que se enteraron por Radio Caput no sé que haría». Sobre la vivienda social que le dio el gobierno de CABA relató Miriam que «me dieron un departamento en la villa Papa Francisco, es una casa de cartón y Larreta me cobra 6000 pesos de luz y 6500 de gas, ahora no me quieren arreglar el techo que se está viniendo abajo». A su vez, recalcó que «siendo pacientes de riesgo no nos quieren dar la segunda dosis de la vacuna».

A pesar de que gobiernan la ciudad de Buenos Aires hace más de una década, con el presupuesto de una ciudad europea, el Pro y Rodríguez Larreta parecen no encontrarle la vuelta al acceso a la atención médica de calidad. Gustavo Narváez sufrió una operación mal realizada en el Hospital Piñero, luego de 3 años de rehabilitación en traumatología que no progresaba, le sacaron el clavo transitorio para ponerle un tutor, pero algo no andaba bien. Relató Gustavo que «me pusieron un clavo que sobresalía del hueso que tenía que soldar, después no me quisieron operar más, en 2019 el Doctor Palladino ya no me quiso operar. ahora vino la pandemia y yo no aguanto más. Una operación que en 6 meses se soldaba y ya llevo 8 años esperando que el gobierno de Rodríguez Larreta me atienda. Nunca me trataron bien, ahora no me atienden (…) No les importa nada, ni mi pierna ni nada, en 6 meses con un tutor andaría bien. pero me dejaron desamparado, abandonado. La pierna la tengo atrofiada, me arrancaron parte del fémur y la herida está peor de lo que estaba. Fuimos a todos lados y se hacen los tontos y siempre me derivan. Ellos cometieron negligencia», manifestó el damnificado, que invadido de impotencia manifestó que «no podemos vivir así, una pensión de 12000 pesos no alcanza para nada. Son muchos años de no poder sumar nada, de no poder trabajar para tener lo básico y con la pierna así es imposible».

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