El historiador Hernán Brienza y el doctor en Ciencias Sociales Alejandro Horowicz compartieron una charla sobre el fenómeno Diego Armando Maradona, y coincidieron en que al Diez “la cancha de fútbol le queda chica”.

El doctor en Ciencias Sociales Alejandro Horowicz analizó la conmoción mundial generada a partir que de la muerte de Diego Armando Maradona, y afirmó que es “un cachetazo fuerte” ya que nos recuerda que “la muerte acecha”, en un contexto en el que la vida está en juego. Además, sostuvo que al Maradona “la cancha de fútbol le queda chica”, y por eso el dolor mundial que significa que “que ya no juegue más”.

En comunicación con Larry Levy y Luis Franc, Hernán Brienza opinó que “se murieron un montón de cosas con Maradona”, incluso familiares de muchos que ya habían partido, pero que aún permanecen en los recuerdos del Mundial México 1986, al que consideró fundamental para la construcción de la leyenda de Maradona.

Además, al igual que Horowicz, Brienza definió al Diez como un “artista con mucho coraje” que se asemeja a “la desobediencia del pueblo cubano y de Fidel Castro”. El historiador aseguró que Diego “interpretó las necesidades, los sueños, los deseos”, de los llamados despectivamente «negros de mierda», y remarcó que Diego, nacido en Villa Fiorito, no renegó de eso sino que lo abrazó.

En el mismo sentido, Horowicz recordó la generosidad de Maradona para “prestar su voz a los que no tienen voz”, y agregó que si bien tenía colmadas las cuentas bancarias, él era consciente de dónde vino y por eso no creía que por tener mucha plata era un burgués. Incluso dijo que «Diego nunca tuvo duda del lugar donde pararse”, y resaltó que nunca fue un hombre condescendiente con el poder local o mundial, “sino que lo fastidiaba y obligaba a pensar”.

Por último, Hernán Brienza hizo hincapié en esa idea y remarcó que si Diego hubiese pactado con el poder del mundo “sería un simpático morocho argentino, pero se reveló”, y afirmó que por eso causa tanto rechazo en el sector más conservador de la sociedad. “Diego está teñido de desobediencia”, concluyó Brienza.

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