Este año 2022, ya se puede decir, será un año intenso en los ámbitos políticos. La Argentina tiene un desafío por delante vinculado a poner fin a su inestabilidad económica que lleva años. El gobierno de la alianza Cambiemos nos dejó una pesada herencia, nada menos que 47000 millones de dólares que se deben al Fondo Monetario Internacional (FMI), a pagar entre este 2022 y 2025. El acuerdo para diferir esos pagos no se concreta y la expectativa e incertidumbre crecen. Para aclarar un poco de qué se trata el acuerdo, sus repercusiones en la economía nacional y las consecuencias de no alcanzarlo le pedimos asesoría a tres prestigiosos economistas del campo nacional y popular, como Eva Sacco, Raúl Dellatorre y Ricardo Aronskind.

Luego de cuatro años de recesión, el pasado 2021 la economía creció un asombroso 10%, por lo que se recuperó lo perdido por el parate económico al que obligó la pandemia. Sin embargo es un momento difícil en nuestro país para planificar y presupuestar, dado que tanto el crecimiento, el desarrollo, la distribución, el tipo de cambio, el precio de las tarifas, las jubilaciones y hasta la inflación dependen de una sola cosa, sin la cual nada puede proyectarse. Adivinaron: el acuerdo.

El acuerdo se acerca y se aleja, como una hamaca movida por el viento, sin embargo las diferencias no se explican por cuestiones climáticas ni metafísicas, sino por algo bien concreto, El FMI exige una baja del gasto público sustancial, de modo de llegar al déficit cero en 2024. La Argentina con el Presidente Alberto Fernández y el ministro de Economía, Martín Guzmán, a la cabeza, se niega a realizar ese brusco ajuste por lo que las negociaciones se empantanaron.
El plazo para firmar un acuerdo FMI está llegando a su límite y en relación a esa incertidumbre que se respira, Radio Caput consultó a los y las especialistas, Eva Sacco, economista del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), Raúl Dellatorre licenciado en Economía y periodista y a Ricardo Aronskind, economista e investigador de la Universidad Nacional General Sarmiento (UNGS).



En primer término, Eva Sacco remarcó que ve poco probable que no haya acuerdo ya que “no le conviene a ninguna de las partes”, aunque no advierta la voluntad del FMI de ceder en ninguno de los puntos relevantes. Y vaticinó que “se firmará un acuerdo desventajoso para Argentina e incumplible”, pero eso no debería espantarnos, dado que el acuerdo “finalmente nos dará un poco de paz. Un respiro para acomodar las cuentas. Luego veremos qué se le exige a la Argentina en las revisiones y cuan exigentes serán en el cumplimiento de las metas. Las visitas técnicas que hace el FMI a los países con los que tienen acuerdos, suelen ser cada 3 meses y ahí veremos”.

“En caso de que no haya acuerdo, la situación será de bastante inestabilidad. Esto no tiene que ver con el Fondo, sino que tendríamos una vulnerabilidad financiera y política del gobierno. Por eso lo más inteligente es seguir negociando por un acuerdo lo más heterodoxo posible e ir llevándolo” advirtió Eva Sacco. Su visión incluye negociar hasta conseguir el acuerdo menos malo, de modo de “patear” el problema para más adelante y aprovechar ese tiempo para ordenar la economía interna.
Concluyó Eva su intervención afirmando que“el problema de la Argentina es político y de precios relativos, no es un tema de exportaciones ni de relaciones internacionales. Aplazar los pagos con un mal acuerdo ya es una buena noticia, deberíamos aprovechar ese tiempo de estabilidad para ordenar la economía interna”, ese sería parte del plan racional para la salida de este atolladero que platea la economista.



Por su parte, Raúl Dellatorre dejó en claro que “con el FMI no existe el ir a un default, sino que se trata de un atraso de un país miembro, con el que se sigue negociando, hay muchos antecedentes de esto. Incluso después del atraso en los pagos se sigue negociando hasta años después, por lo que no es tan dramático no acordar”.

En cuanto a las dificultades inmediatas que enfrentaría el país en caso de que no hubiera acuerdo, contó Dellatorre que “los contratos de financiación e inversiones que usualmente tienen una cláusula por la que el país acreedor o que invierte en Argentina, puede (tiene la facultad de hacerlo o no) dejar de hacerlo en caso de incumplimiento con el FMI. Cuando hacen inversiones o préstamos importantes, los países se reservan el derecho de suspenderlas por casos de deudas impagas con el FMI”. “Otro problema que puede surgir es en el comercio exterior. Los bancos que financian operaciones de importación o exportación también podrían obstaculizar el financiamiento, aún más que ahora” sostuvo Rulo. Y por último aclaró que “no hay más que eso, no hay embargos, como con los fondos buitres, o cosas más temibles, con lo cual creo que hay que quitarle bastante dramatismo a esta situación, ya que hay sectores políticos que quieren plantear el atraso como algo dramático y no lo es”.

 


Por último, Ricardo Aronskind sostuvo que “es difícil de imaginar la falta de un acuerdo, el gobierno no creó las condiciones necesarias para un escenario asi, no creo que sea una alternativa. Hay mecanismos que permiten a los países miembros no pagar sin entrar en default. En ese periodo se pueden hacer acuerdos con diversas instancias internacionales”. Añadió Aronskind que “esto se justificaría como parte de una estrategia para obtener un mejor acuerdo”.

Y aclaró que “si bien no es una catástrofe, el default requiere estar más preparados tanto interna como externamente. Si no hay acuerdo, desde dentro de la economía nacional pueden intentar desestabilizar al gobierno, como por ejemplo forzando una devaluación, que sería muy complicada. Una gran maniobra especulativa agropecuaria y financiera de este tipo podría devaluar fuertemente la moneda y empeorar aún más las condiciones de vida y los salarios. Este gran problema interno que se generaría, no sabemos como el gobierno lo procesaría”. En caso de una confrontación con sectores financieros concentrados, el economista planteó sus reparos dado que “este no es un gobierno muy afecto al conflicto” concluyó Aronskind.


Desde Radio Caput nos damos el lujo de publicar a estos tres economistas no ortodoxos, no neoliberales, respetados en su profesión. Los tres coincidieron en que habría repercusiones inmediatas de no llegar a un acuerdo, aunque unos las relativizan más que otros, en cuanto al camino a seguir definitivamente tienen miradas diversas.
No es la intención de este artículo sacar conclusiones, sino aproximarnos a tema álgido del que los ciudadanos a menudo carecemos de herramientas para opinar. Igualmente creemos necesario comprender la situación general y dado que es el tema federal más importante del momento, como una vez fueron los fondos buitres, creemos interesante que lo politicemos, lo debatamos, lo hagamos nuestro y de ser necesario nos movilicemos para exigir ser escuchados, porque sino otros ocuparán ese espacio. Y probablemente no será la política ni los gobiernos populares quienes definan, sino peligrosos tecnócratas amparados en una planilla de excel, que tomarán las decisiones por nosotros y nosotras.