La Defensora de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, Marisa Graham, en comunicación con Nelly Minyersky y Andrea Cuéllar Caramena del programa “Somos Nosotras”, habló acerca de la grave problemática de abusos infantiles dentro del propio círculo familiar de los menores. También abordó la importancia que tiene la intervención del Poder Judicial en el proceso de la causa para validar los derechos de las víctimas menores de edad.
En la República Argentina más del 50 % de los abusos sexuales infantiles suceden dentro del propio círculo familiar. En la defensoría, esos datos se incrementan. La abogada, docente y especialista en derecho de familia explicó “La mayoría de las denuncias que se reciben van desde violencia institucional hasta abuso sexual intrafamiliar. El 32% de todas estas denuncias tienen que ver con abusos sexuales por parte de los mismos familiares del menor y dentro de ese porcentaje la mayoría es por algún personaje masculino de la familia. El papá, el abuelo, el tío, algún referente más masculino. Aunque tuvimos un caso, un solo caso, de una abuela paterna que abusaba de su nieta de ocho años”. Las víctimas en su gran mayoría son niñas y cuando se trata de varones, se ven involucrados mientras atraviesan la etapa de la niñez.
El principal problema es la dificultad en la prueba del abuso en las infancias. El poder judicial, en el fuero penal, debe trabajar en otras pruebas que no solo sea abordar los cuerpos de las y los menores. Existen declaraciones que las infancias expresan en otros espacios sociales, donde otros adultos pueden detectar lo que le está sucediendo al menor y que no siempre expresan en una audiencia o en una cámara Gesell.
En este sentido es necesario que la causa incluya un trabajo más integral para que estos aspectos sean tomados en cuenta y no quede archivada por faltante de pruebas del abuso cometido. Acerca del acto procesal de 20 minutos donde el juez o jueza cumple con el artículo 12 de la Convención sobre los Derechos del Niño, Graham aseguró que ese limitado tiempo no garantiza la efectividad sobre la denuncia, ya que la escucha del menor “significa un proceso”.
“La Corte Interamericana ha dicho que los Estados tienen que empeñarse en encontrar una manera de escuchar a las niñas y a los niños, incluso cuando no han adquirido el lenguaje. Porque el cuerpo dice de otras maneras. Entonces acá en la Defensoría apelamos a ello y no sólo aprendemos y escuchamos la palabra de que dice el menor sino también todo lo que callan”, afirmó Graham.
“Solicitamos al poder judicial, sobre todo, al fuero penal, que investigue más”, concluyó la abogada y extendió el pedido hacia las familias de los menores en conflicto, porque también se contituyen como querellantes cuando tienen la posibilidad, lo cual impulsa con más relevo el proceso de la causa.
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