La prosecretaria de Medios y Publicaciones de la Universidad Nacional de La Plata, Josefina Bolis analizó cómo los medios hegemónicos, a través del uso de significados, modelan el sentido común y construyen campañas de desprestigio y estigmatización de personas o grupos sociales.
La comunicadora social, afirmó que la persecución judicial a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner implica la supresión del otro por «construcciones lingüísticas e imágenes que se reiteran en medios de comunicación para estigmatizar a una dirigente o grupo social». Y explicó que luego de ese desprestigio social «en caso de un ataque, ya no aparece como un crimen; primero lo despojan del reconocimiento ciudadano, así es más fácil quitarles sus derechos.»
Bolis afirmó que la persecución expuso «un modo de operar de los medios. Existe un poder que pone en juego no sólo sus herramientas legales, sino comunicacionales para anular a un dirigente, fuerza política o disciplinar al campo político en general».
En ese sentido, afirmó: «La estigmatización constante está dirigida también a grandes sectores sociales, influyendo en su vida cotidiana, hay grupos enteros que son criminalizados y perseguidos, de esa forma suprimen una forma de pensar, una ideología determinada. Se construye a un otro peligroso para aislarlo y que menos sectores quieran acompañarlo».
«Cristina dijo que el término lawfare es una una ingenuidad teorizante, habló de que hay mafias que amedrentan a grandes sectores sociales. En este caso no hace falta la condena jurídica sino una condena moral. Así crean un demonio, en una performance simbólica, que hace posible que luego se suprima al otro. El otro es peligroso y hay que extirparlo porque amenaza el orden», señaló Josefina Bolis.
A su vez, manifestó que durante la última dictadura cívico militar, «esa construcción del enemigo subversivo generó las condiciones de posibilidad para que se comentan crímenes atroces». Por eso indicó, que «los medios de comunicación deberían asumir la responsabilidad que tienen. Ellos modelan el sentido común y lo replican, construyen campañas y producen estigmas en serie».
Sobre los grupos sociales más criminalizados afirmó que «los sectores que hoy son blanco de ese aniquilamiento simbólico son primordialmente los planeros y los mapuches. El estereotipo del planero es el que más se repite, hablan de una clase social parasitaria, alimentados por sistema de dádivas que reproduce la miseria», señaló.
Por último, concluyó que «el liberalismo defiende la propiedad individual y se une para defender sus intereses privados, hoy los bárbaros son quienes discuten las leyes del individualismo y desconfían del mercado».
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