El coordinador de la Dirección de Sangre y Medicina Transfusional del Ministerio de Salud de la Nación, Daniel Fontana, conversó con Marcelo Duhalde en el programa Desandando sobre la utilización de plasma sanguíneo en la recuperación de pacientes con coronavirus. Analizó sus posibilidades de eficacia y detalló las facilidades para la donación. «En nuestro país tenemos cinco estudios de investigación en marcha, el del Ministerio de Salud y cuatro más. Estamos viendo los resultados, que van a aparecer seguramente en los próximos 30 días», adelantó.

El Doctor Daniel Fontana explicó que «toda persona que tiene contacto con un virus desarrolla anticuerpos, en este caso los enfermos que tuvieron COVID-19. Una vez recuperados, mantienen esos anticuerpos circulando en la parte líquida de la sangre, que es el plasma. Y la base científica de esta propuesta de tratamiento paliativo es que ese plasma con esos anticuerpos transfundidos a un paciente que está en curso de la enfermedad podrían ayudarlo a evitar la progresión a un estadío más grave», puntualizó.

«Esto se llama inmunización pasiva, porque se le está dando anticuerpos extras en forma pasiva, que no los fabrica el organismo propio, sino que son de un paciente que ya ha superado la enfermedad.

«La base fisiopatológica es interesante porque hay antecedentes», afirmó. «En Argentina está el antecedente de Maiztegui con la fiebre hemorrágica argentina, hace 50 años, y el Ébola se trató de la misma manera. Hay antecedentes de que este tipo de terapia tiene cierta probabilidad de eficacia».

De todos modos, aclaró que «el plasma tiene que ser investigado en cuanto a su eficacia, como todos los medicamentos. Hay una esperanza de que puede ser útil, como fue la hidroxicloroquina en su momento, que decían que era ‘el medicamento’, y hace poquito se demostró que no era eficaz. Ahora se está bajando del ranking a los antirretrovirales, aunque hay dudas. Aparece el corticoides a bajas dosis, que puede ser beneficioso en los pacientes graves».

«Hoy se sabe que no hay un medicamento, incluyendo al plasma, que no es un medicamento que cura el COVID. Es un elemento más paliativo, que puede evitar que el paciente evolucione a una etapa más grave de su enfermedad», remarcó.

«Europa y Estados Unidos, que han transfundido una enorme cantidad de plasma a los pacientes, lo han hecho como uso terapéutico, y no en ensayos de investigación para intentar demostrar su eficacia. Ahora que se ha aplacado la pandemia en Europa, y en algunos lugares de Estados Unidos, empezaron a hacer ensayos clínicos, infundiendo plasma a determinados pacientes, a otros pacientes un placebo, y evalúan la respuesta entre esos dos grupos. Hay cien estudios de investigación en el mundo en marcha hoy, uno muy voluminoso en Inglaterra», especificó.

«En nuestro país tenemos cinco estudios de investigación en marcha, el del Ministerio de salud y cuatro más. Estamos viendo los resultados, que van a aparecer seguramente en los próximos 30 días».

En cuanto a la donación, Daniel Fontana aseguró que «es muy sencilla, porque el protocolo internacional plantea que debe hacerse la recolección del plasma del donante a través de un procedimiento que se llama féresis, que son máquinas que se programan, con una sola venopuntura, es decir que se pincha una sola vena del donante, igual que una donación simple de sangre. Y la máquina tiene la habilidad programada para ir separando el plasma de los glóbulos rojos y las plaquetas, colectando el plasma en unas bolsitas y reinfundiendo al donante sus glóbulos rojos y sus plaquetas. El donante se va en mejores condiciones que cuando donó sangre. Es un procedimiento que tarda entre 30 y 45 minutos, muy sencillo», resaltó.

Asimismo, en relación a la posibilidad cierta de abastecer la demanda, explicó que «se ha instalado una sensación de que el plasma tiene la posibilidad de curar la enfermedad o ser beneficioso para todos, entonces se instaló una demanda muy significativa, que en este momento entró en crisis la posibilidad de responder. Porque los programas de donación están en marcha, pero del universo de donantes se calcula que una vez que se hace todo el tamiz, apenas un 10 por ciento está en condiciones de ser seleccionado para donar», detalló.

«Empezamos un programa con la Dirección de Acciones Territoriales del Ministerio de Salud para, sobre un listado inicial de mil pacientes recuperados, y personas capacitadas van a hacer un primer llamado, a los fines de sensibilizarlos para donar. Ya en ese primer llamado va a haber un tamiz. La donación es voluntaria».

«Tres de cada diez no tienen un título de anticuerpo útil para ser efectivo para transfundir. Cuando uno hace este proceso, quizás a partir de cien llamados, al final se tienen veinte donantes aptos. Cada donante podría beneficiar a uno y medio de infectados», señaló.

Respecto a la evolución en la cantidad de donantes de plasma, se mostró optimista a partir de los resultados que viene dando desde 2002 el Plan Nacional de Sangre: «En este momento el país tiene casi un 50 por ciento sostenida la donación de sangre voluntaria y habitual, con donantes que se han fidelizado con el banco de sangre. Se ha trabajado muchísimo en estos años, desde que Ginés González García lanzó en el 2002 el Plan Nacional de Sangre».

«Nuestra sociedad está muy sensibilizada con el tema de la donación», remarcó. El tema es que de los recuperados, algunos han pasado por un proceso complicado, algunos son añosos, otros han quedado complicados desde el punto de vista psicológico», concluyó.

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